S3. Rehabilitación territorial, urbanística y arquitectónica
1. Fase 1: conocer y comprender
En esta primera fase se ha de realizar un inventario territorial y georreferenciado de elementos, procesos y agentes que interactúan en el territorio (conocer). Se trata de pasar rápidamente de la información al conocimiento (comprender) y de iniciar el primer contacto con los agentes a través de consultas, encuestas y reuniones con los responsables (oír)
2. Fase 2: Implementar
Luego, rápidamente, se ha de pasar a la acción, integrando el conocimiento y la propuesta, siendo utópicos e idealizando el futuro. El Plan de Gestión debe consensuar las distintas iniciativas y pensar el territorio en sus interacciones (paisaje) y en los procesos que lo sustentan (gestión ecológica). Una propuesta debe nacer desde las fases iniciales y desarrollarse a través del consenso y la participación, enriqueciéndose con nuevas ideas y corrigiendo las dificultades.
3. Fase 3: Valorar
La forma de corregir y cerrar las propuestas pasa por una valoración “paralela” y ecológica (ambiental, económica y social) de las propuestas. Los informes de Sostenibilidad Económica y Ambiental deben siempre valorar también los aspectos sociales ligados con el bienestar y la calidad de vida, con el empleo y con la participación.
4. Fase 4: Pactar
Para que un Plan tenga efecto e impacto en la sociedad debe compartirse y pactarse entre los múltiples agentes que lo construyen y que lo han de llevar a la práctica. Las distintas políticas sectoriales, los diferentes actores de la sociedad civil, los responsables políticos y los ciudadanos en general deben corresponsabilizarse a través de pactos, acuerdos, y estrategias con hitos, objetivos y criterios de prioridad que puedan activarse en los momentos de mayor necesidad.
5. Fase 5: Gestionar
Para que un Plan viva se necessita alimentarlo, monitorizarlo y corregirlo. El rumbo marcado servirá para medir el desvio, porque ningún plan está llamado a ejecutarse por completo. Sus tiempos y su gestión exigen una cierta flexibilidad donde, los criterios de revisión permitan siempre tomar decisiones para la consecución de los fines y objetivos del mismo más allá de los cambios y de la incertidumbre. Para ello las redes sociales, los observatorios, y los órganos de acompañamiento resultarán fundamentales.
Regenerar, rehabilitar o reconstruir: Arquitectura
Integración, entendiendo el espacio tradicional, la ciudad histórica y el territorio rural, como parte de un territorio a mayor escala en el cual debe inserirse y articularse desde su
singularidad histórica, y no como un enclave aislado.
Globalidad, considerando un enfoque multisectorial del proceso en términos económicos, sociales y ambientales, y no sólo desde un punto de vista exclusivamente técnico o urbanístico, definiendo una estrategia integral que permita el equilibrio entre la puesta en valor de un patrimonio colectivo y la mejora de la calidad de vida de la población.
Concertación, planteando, desde la reivindicación de un decidido contexto de acción pública, un nuevo marco de gobernabilidad donde los agentes implicados en la rehabilitación (políticos, técnicos, agentes sociales....y evidentemente ciudadanos) se impliquen en el proceso en busca de un consenso de acción, verdadera garantía de sostenibilidad.
Flexiblidad, asumiendo que la larga duración de los procesos de rehabilitación demanda la necesidad de evaluar de manera contínua la acción y hacer posible la reorientación de la estrategia de rehabilitación, adaptándola a los cambios sociales, económicos,...muchas veces imprevisibles a priori, que condicionen la evolución del territorio.
Adaptabilidad, definiendo únicamente un marco-guía que facilite la gestión de la rehabilitación, sin pretender encontrar soluciones generalizables a las problemáticas del hábitat tradicional para toda la cuenca del Mediterráneo, más bien asumiendo que la concreción de estrategias y proposiciones de acción vendrán condicionadas por las especificidades de cada contexto local.
